Regional Pergamino

 ¿Oír o escuchar? ¿Cómo es en recién nacidos y en niños?

Se dice que desde la panza los bebés perciben los latidos del corazón y los sonidos que se encuentran fuera de ese medio acuoso en el que viven. También se dice que es bueno hacerlos escuchar música para estimularlos desde que se encuentran en proceso de gestación, y que ellos “escuchan” desde donde están. Ahora bien, ¿esto es así?

Antes de afirmar o negar, es necesario saber que es OÍR y que es ESCUCHAR. Se suelen utilizar como sinónimos, pero no lo son, oír es la simple percepción de los sonidos, es decir, detectarlos en el ambiente. Escuchar, es una actividad más compleja, voluntaria, e implica atención del sujeto para comprender sonidos o palabras. Podemos resumirlo en una frase cotidiana: “Oí que me hablaste pero no escuché lo que dijiste”. Más claro? Podemos percibir sonidos del medio que nos rodea, sin discriminarlos ni diferenciarlos.

Los oídos están formados por varias partes: oído Externo, Medio e Interno. En el momento del nacimiento todas estas estructuras están formadas, sin embargo, el nervio auditivo aun no. Que es el nervio auditivo? Es ese “cable” que transmite en forma de impulso nervioso el sonido del oído al cerebro, para comprender e interpretar lo que se dice o se escucha.  Para ello es necesario que el nervio auditivo transite el proceso de mielinización, sería algo así como la generación de una  vaina que recubre el nervio y permite el inicio de transmisión de la información auditiva al cerebro. Este proceso ocurre en los primeros meses de vida, específicamente entre los 6/7 meses, dependiendo de la semana de nacimiento. 

Entonces, mi bebe escucha al nacer? No, mi bebe oye, percibe los sonidos que le son familiares, como la voz de su madre, sus propios sonidos, el de su juguete sonoro preferido, los sonidos asociados a la comida o el baño, y manifiesta una conducta corporal indicativa de haberlo percibido. Es recién luego de la mielinización del nervio auditivo que comienza a escuchar, a diferenciar sonidos, a incorporar nuevos,  reacciona ante su nombre, juega con sus vocalizaciones. Comienza a tener un “feedback”, puede escuchar sus propios sonidos, modificarlos o simplemente seguir haciéndolos de manera repetitiva hasta que venga uno nuevo y lo motive aún más.

Es a partir de este proceso de mielinización que el área cerebral auditiva comienza a recibir estímulos, inicia la activación cerebral  (conocida como redes neuronales) y no solo el bebé aumenta la producción de sonidos vocálicos, sino preferentemente  mejora su comprensión. Es decir, que los seres humanos, entendemos más de lo que podemos producir, en las primeras etapas de nuestras vidas.

Ahora bien, vamos aún a algo más importante (aunque  considero que todo lo es), necesitamos de la estimulación socio-ambiental para que la actividad auditiva cerebral, del bebe o el niño, sea cada vez más compleja, y le permita a futuro comprender e interactuar como un “mini adulto” en cuanto a su escucha y su lenguaje.  Y aquí una vez más nos damos cuenta que solos no podemos, que el ADULTO es el que comienza a mostrarle los sonidos, a producir una respuesta ante una vocalización, a ponerle una canción en su celular, a cantarle, entre muchas cosas más, y estos estímulos del entorno directo son los que permiten pasar de OÍR a ESCUCHAR y complejizar el proceso.

Existen muchas razones por las que la audición se puede ver afectada en un lactante (prenatales, perinatales o postnatal a grandes rasgos), en estos casos existen actualmente protocolos nacionales e internacionales que benefician y disminuyen significativamente  las posibilidades de daño a futuro en un bebé con dificultades auditivas si es tratado a tiempo. 

Y entonces? ¿Qué podemos hacer para que el bebe pase de oír a escuchar? Lo primero y principal es realizar en las primeras semanas de vida las famosas otoemisiones acústicas  El profesional idóneo en el tema es el Licenciado en Fonoaudiología, especializado en audiología. Y es el puntapié inicial para comenzar a evaluar, diagnosticar y realizar el seguimiento auditivo correspondiente si fuera necesario. 

Como profesional especializada en el área, los invito, como adultos, a ser los mejores estimuladores que un bebé o un niño pueden tener.  Interactuar continuamente con ellos, con una palabra, con un sonido, con una canción. Tirarnos en el piso, ponernos a su nivel y luego crecer juntos. Respetar sus tiempos, sin exigir lo que no puede.  Y especialmente realizar los estudios audiológicos correspondientes para brindarles el mejor  futuro auditivo posible.

Lic. Bojanich Gisela / Mat.4315
giselabojanich@gmail.com