Regional Pergamino

Compartimos el artículo escrito por la Lic. Yanina Romani, a quien agradecemos por su disponibilidad 👇

“10 fundamentos para pensar(me) como Terapeuta del lenguaje con niños/a desde un posicionamiento subjetivante” por Lic. Yanina Romani

1) Entiendo que no alcanza con tener un sustrato biológico para que un niño/a hable asumiendo sus enunciados desde un lugar propio. Desde mi mirada, el lenguaje se construye en vínculo con Otro -desde tiempos fundacionales- que lo desee, lo suponga hablante-escuchante y que en situaciones de diálogo le ofrezca la lengua para que éste la incorpore y a posteriori la haga propia. Así, conquistará el lugar de hablante-escuchante único/a, con deseo de palabra propia. Esta construcción necesariamente está atravesada por el contexto social, político, económico y cultural.
“El lenguaje es con otro y en este plano el otro en su reconocimiento, lo convalida como hablante cuando acepta escucharlo. Luego será sujeto del lenguaje y sujetado a su acontecer psíquico y a formas culturales. De esta manera, al realizarse esa situación dialógica primaria, con un precario juego discursivo que dice de afectos, pensamientos, al tiempo que muestra, exhibe, se inicia un largo proceso de construcción del lenguaje.”(Levin, 2002)

2) Analizo los obstáculos que se dan en la construcción del lenguaje desde la complejidad. A diferencia de catalogar trastornos como TEA, TEL, TGD etc. que obedecen a miradas reduccionistas y van de la mano de modelos biologicistas, patologizantes y desubjetivantes, considero que las problemáticas que acontecen en la infancia -entre ellas, las perturbaciones del lenguaje- son efecto de múltiples determinantes, donde se combinan los factores constitucionales, las condiciones socioculturales, la historia de cada niño/a y quienes ejercen las funciones parentales, las vicisitudes de cada familia, los avatares del momento histórico-actual, que dan lugar a un resultado singular.

3) Me posiciono con una ética que antepone el nombre propio a cualquier diagnóstico estigmatizante y ofrezco una escucha como acto de “hospitalidad” para el niño/a y sus otros/as en su singularidad. La considero componente necesario del acto clínico ya que los aloja y deja lugar a la pregunta desarmando certezas. Así introduzco la dimensión de “dignidad” (Stolkiner, 2019) al no colocar al otro/a en el lugar de objeto, medio o mercancía.
“Algunas intervenciones pueden ser iatrogénicas en la vida de los sujetos, demarcándolas fuertemente. Tenemos responsabilidades éticas insoslayables en las intervenciones en primera infancia.” (Untoiglich, 2019)

4) Propongo una clínica que aloje a cada niño/a y sus padres. No anónima, ni genérica, ni protocolar, ni estándar, sino para ese niño/a en particular. Que acompañe a transitar el tiempo de la infancia. Me ofrezco como sostén para ellos que demandan mi abordaje. Les presto apoyo, les doy un lugar ,un respaldo, una continencia.

5) Pienso que el espacio terapeútico trasciende el espacio físico del consultorio, por lo tanto éste se construye “entre” terapeuta-niño/a-padres. En transferencia realizo una lectura -con mi mirada y mi escucha-. Hago un recorte de lo que le acontece al niño/a: sus producciones -tanto a nivel comprensivo como expresivo-, el modo de tratamiento de los objetos, la modalidad de juego, su relación con el cuerpo, su modo de vincularse con el otro/a. Todo esto articulado al lugar que ocupa el niño/a en el discurso de los padres.

6) Entiendo que los observables clínicos permiten dar cuenta de en qué momento subjetivo, del armado del cuerpo, del lenguaje y del juego se encuentra ese niño/a y de qué modo está haciéndolo. A partir de ello se desprenden las hipótesis diagnósticas que, como brújulas orientadoras (Untoiglich, 2013), me permiten pensar las intervenciones oportunas que irán direccionando el abordaje en este espacio singular de encuentro con el niño/a y sus padres.

7) Hago una apuesta al anticipar un sujeto hablante-escuchante en cada producción del niño/a, condición para que a futuro se posicione como sujeto activo del lenguaje. Mi abordaje se centra en sostener y/o instalar la situación dialógica. Por eso considero fundamental donar palabras, escucha, espera, poniendo al niño en el lugar de tener algo para decir. Propicio diversas experiencias de comunicación en situaciones de interacción: Yo terapeuta – tú niño/a otro diferente, en un tiempo y espacio compartido. Lugares constitutivos del lenguaje: uno que habla, otro que escucha y calla, alternándose, entre ambos un tiempo de espera necesario. Espacio en el que además surgen miradas, gestos, actitud postural.
Así le conferimos a la palabra su dignidad en tiempos de técnicas y programas reeducativos. Conferir a la palabra su dignidad, a decir de Coriat (2016), es la condición primera y básica para posibilitar la cura de un problema de lenguaje.

8) Creo en una clínica amorosa y me ofrezco donando:
Palabra libidinizada
Mirada amorosa, que es muy distinta a una mirada evaluadora
Escucha humanizada y singular de los padres y del niño/a. Escucha que no es ingenua, “no hay mirada ni escucha neutrales; ambas se realizan siempre desde una posición teórica, clínica, institucional, ideológica, política y ética…” (Wassner, 2019)
Gestos
Actitud postural
Disponibilidad al abrir la puerta para jugar/dialogar.
“Nuestras infancias necesitan tiempo, necesitan adultos en disponibilidad y con tiempo para la crianza. Criarlos lleva tiempo, educarlos lleva tiempo, hacer clínica (cuando es necesario) lleva tiempo” (Untoiglich, 2019)

9) En cada encuentro, siempre novedoso, me asumo como ese otro que en el “entre” se deja afectar y es afectado, sostiene y es sostenido. En la particularidad del vínculo que se teje niño/a -terapeuta doy lugar a la incógnita, dejo un lugar vacío para dejarme sorprender por ese otro/a diferente.

10) Pienso en una clínica como oportunidad, de posibilidad de otro por-venir, de cambiar el destino de ese niño/a. Con el cuidado y respeto por las infancias al ofrecer -como don- intervenciones que se animen a salir de lo esperado y previsible. Siempre humanizantes, artesanales, y del caso por caso.
Juego y me la juego a habitar la práctica de otro modo, lejos de implementar programas reeducativos que para cada nomenclador abordan con iguales métodos y estrategias y borran la singularidad de cada niño/a. Hago una apuesta al reinventar las prácticas para que las cosas sucedan de otra manera.


Referencias bibliográficas
Coriat, E. (2016). Prólogo. En: Giuliani, N. La terapéutica del lenguaje infantil. Una mirada clínica. Buenos Aires: La edición especial.
Levin, J. (2002). Tramas del lenguaje infantil. Una perspectiva clínica. Buenos Aires:. Lugar editorial.
Stolkiner, A. (2019). ¿Qué es escuchar a un niño? Escucha y hospitalidad en el cuidado en salud. En: M. Tollo (comp.) Escuchar las infancias. Alojar singularidades y restituir derechos en tiempos de arrasamientos subjetivos. Buenos Aires: Noveduc .
Untoiglich, G. (2013) En la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz: la patologización de las diferencias en la clínica y educación. Buenos Aires: Noveduc.
Untoiglich, G. (2019) ¿Cómo escuchamos a los niños y niñas que no hablan? La ética y la clínica como política. En: M Tollo (comp.) Escuchar las infancias. Alojar singularidades y restituir derechos en tiempos de arrasamientos subjetivos. Buenos Aires: Noveduc.
Wassner, M. (2019). Escuchar a los niños, el arte de acompañar. En: M Tollo (comp.) Escuchar las infancias. Alojar singularidades y restituir derechos en tiempos de arrasamientos subjetivos. Buenos Aires.